
ISBN: 978-84-1142-226-0
© Juan Isidro Menéndez
Resumen
Introducción. El envejecimiento población es un fenómeno global consecuencia del incremento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad. Conforme la tasa de envejecimiento aumenta también se incrementa la demanda de servicios, como los centros residenciales. En estas instituciones se observa una alta prevalencia de trastornos depresivos que suelen cursar junto a estrés y alteraciones en el sueño. Según estudios previos, estos cuadros patológicos pueden estar relacionados.
Objetivo. El objetivo general es determinar la correlación de la depresión con el estrés y la calidad de sueño.
Método. Diseño transversal, con 21 participantes mayores de 65 años institucionalizados.
Instrumentos. Escala de Depresión Geriátrica (GDS), Escala de Estrés Percibido (EEP- 14), Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh y una encuesta sociodemográfica.
Resultados. Los resultados mostraron una correlación moderada positiva y significativa entre la depresión y el estrés y una correlación moderada positiva y significativa entre la depresión y la calidad de sueño.
Conclusiones. La depresión muestra una correlación positiva y significativa con el estrés y la calidad del sueño en los pacientes geriátricos institucionalizados. No obstante, las limitaciones del estudio imposibilitaron obtener una muestra que permitiese generalizar los resultados.
Palabras clave: Envejecimiento, personas mayores institucionalizas, depresión, estrés, calidad del sueño.
Marco teórico
El envejecimiento de la población es un fenómeno de repercusión global que responde principalmente a dos variables demográficas: el incremento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad. En 2019 había un total de 703 millones de personas mayores de 65 años según el estudio World Population Aeging 2019 de Naciones Unidas. Su última actualización determina que en el año 2020 la cifra ascendió a 727 millones y se prevé su duplicación para el 2050, alcanzando los 1500 millones de personas. España será el único país de la Unión Europea que se mantenga entre los 10 países con mayor tasa de envejecimiento, acontecimiento que corrobora el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su Proyección de la población de España 2014-2064, en el que prevé un incremento de la población mayor de 65 años del 18,2% en 2014 al 24,9% en 2029, alcanzando el 38,7% en 2064.
El envejecimiento demográfico concurre en un contexto de cambio social y económico, que supone una modificación en las condiciones de vida del adulto mayor. En países de Europa occidental y Estados Unidos la convivencia intergeneracional se ha reducido notoriamente, motivo por el que la mayoría viven solos o con su pareja. En caso de que el individuo, por curso patológico o conforme al proceso fisiológico del envejecimiento, se torne dependiente y precise cuidados, la ausencia o incapacidad del familiar para prestarlos conlleva la necesidad de un cuidador profesional. El INE estima una tasa de dependencia del 73% en los mayores de 64 años para el año 2052. El incremento de la población mayor es uno de los resultados más evidentes del desarrollo social acontecido en la revolución industrial. España es el quinto país con mayor índice de dependencia de mayores, por detrás de Japón, Macao, Corea del Sur e Italia. Cabe añadir que el envejecimiento no supone un incremento de la población mayor de naturaleza exclusivamente cuantitativa, pues no sólo aumenta la cantidad de personas mayores, sino que la media de edad también se encuentra al alza, es decir, hay un mayor número de mayores y una mayor longevidad entre ellos.
El INE determina que a 1 de julio de 2020, en España vivían 1.563.874 personas mayores de 85 años y 12.725 que superaban los 100. En definitiva y cómo podemos observar la tendencia es clara: cada son más las personas que viven más años.
La transición demográfica que conlleva esta tasa de envejecimiento es más acusada en España que en otros países de la Unión Europea. Esto responde al aumento de la esperanza de vida, el descenso de la mortalidad, la morbilidad y la natalidad así como a los flujos migratorios. La esperanza de vida se ha incrementado paralelamente a la calidad de vida, en virtud de múltiples factores. La sanidad pública y la tecnología médica moderna, aparejado a la Seguridad Social y las pensiones son variables de clara influencia así como la dieta mediterránea, factor predisponente a la mejor calidad de vida. Los flujos migratorios tienen una influencia más liviana en la demografía española, si bien es más apreciable si se realiza un análisis autonómico. El éxodo rural o la inmigración de jóvenes por motivos laborales apenas tienen repercusión, tal y como señala el estudio “La demografía y el envejecimiento de las poblaciones” (Pérez Díaz, 1998). Por último el descenso de la natalidad como consecuencia directa de la crisis económica concurrente derivada de la pandemia de COVID-19 así como la crisis de la burbuja inmobiliaria del año 2008, ha supuesto un detrimento notorio de la situación socioeconómica de la población y una consecuente reducción del número de hijos por mujer así como un retraso de la maternidad hacia edad más tardías.
En virtud de la demanda de cuidados supeditada al incremento de la tasa de envejecimiento y dependencia, la oferta de centros residenciales ha crecido en los últimos años y continuará en los próximos. En 2004 España contaba con 256.614 plazas y 4.475 centros residenciales y alcanzó la cifra de 384.251 y 5.567 respectivamente en 2020, según el Informe de envejecimiento en red nº27 de enero de 2021.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como trastorno mental caracterizado por la presencia de tristeza, sentimientos de culpa o falta de autoestima, anhedonia, trastornos del sueño y/o del apetito, cansancio y déficit en la concentración. Puede cronificarse y disminuir el desempeño ocupacional del individuo en su rutina diaria. El término es utilizado para referenciar cualquiera de los múltiples trastornos depresivos existentes, que según la quinta y última edición del Diagnostic and Statiscal Manual of Mental Disorders (DSM V) se resumen en trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo persistente o distimia, trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo, trastorno disfórico premenstrual, trastorno depresivo inducido por una sustancia o medicamento, trastorno depresivo debido a otra afección médica y trastorno depresivo no especificado. Con criterios clínicos específicos que permiten su diagnóstico diferencial, todos comparten el estado de ánimo depresivo y/o la pérdida de interés y conforman la dolencia mental más habitual en la población geriátrica. Además, es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (Van der Kooy et al., 2007) y a una mayor mortalidad con respecto al resto de la población (López-Ibor, 2007). La depresión afecta a 350 millones de personas en todo el mundo (OMS, 2012)
Índice
Índice de figuras
Índice de tablas
Índice de abreviaturas
Resumen
1. Marco teórico
2. Justificación del estudio
3. Metodología
3.1. Diseño
3.2. Variables medidas e instrumentos aplicados
3.3. Cronograma
3.4. Búsqueda bibliográfica
3.5. Comité de Ética y consentimiento informado
3.6. Recogida de datos
3.7. Análisis de datos
4. Resultados
5. Discusión
6. Conclusiones
7. Referencias bibliográficas
8. Bibliografía