
ISBN: 978-84-1142-208-6
© Amaia Rey García
El Barroco
El período comprendido entre 1600 y 1750 constituye la historia de la música una época estilística homogénea, El Barroco. La música del Barroco se consideraba confusa en lo armónico, llena de disonancias y de dificultad melódica. Hacia 1600, nace la ópera, el principal género barroco.
Podemos distinguir tres períodos en el Barroco:
1. 1590-1640, época de experimentación. Es la primera con indicaciones dinámicas e instrumentación precisa. Monteverdi escribe su Orfeo en 1607.
2. 1640-1690, época de consolidación. Toman gran importancia las sonatas para solistas y las sonatas a trío.
3. Barroco tardío, 1690- mediados siglo XVIII. Los esquemas formales se amplían gracias a la regularidad formal alcanzada el siglo pasado. El concertó Grosso, es una de las formas instrumentales más desarrolladas del período.
La realidad político- social
El estado barroco es aún una sociedad estamental: el rey y aristocracia, clero, burguesía y campesinado, como 1, 2 y 3 estados. En las ciudades reside la clase burguesa, acomodada y culta, el campo es cada vez más pobre.
La música popular, transmitida oralmente, se ha perdido en su mayoría, Las principales instituciones en las que se cultiva la música son la corte, la iglesia (cantorías), la ciudad (Música para el concejo), las escuelas (niños cantores), la música de cámara de la burguesía y la ópera.
Para la música culta, se empleaba el violín, la viola, violonchelo, laúd
Para la música popular, los instrumentos de campesino o mendigos, el violín tenor, zanfoña, guitarra.
Estructuras musicales
La música barroca introduce innovaciones estructurales como expresión de un cambio interno respecto al Renacimiento: Armonía mayor-menor, bajo continuo, el principio concertante, la monodia, el moderno sistema de compases.
La armonía mayor-menor, suprime los modos eclesiásticos: es decir, la línea contrapuntística de cuño framneco envejece frente al acorde como expresión de una nueva conciencia natural y como requisito para el bajo continuo.
El bajo continuo es la base armónica de la música barroca. De la voz más grave, ejecutada facultativamente en el siglo XVI, surgió un elemento fundamental de la composición, un bajo ininterrumpido, que su intérprete puede ser ejecutada sin necesidad de notas escritas, sirve de base para las voces concertantes.
El principio concertante, supone una individualización de la voz solista, cuya libertad creadora aumenta aún más con la improvisación y los adornos. Las voces concertantes encuentran en la consonancia armónica sobre el bajo continuo la unidad de su conjunción e independencia. El principio concertante se encuentra en todos los géneros y no sólo en el concierto.
Monodia, el Barroco busca poner en música con eficacia textos dramáticos o líricos. Los textos son interpretados por solistas, y se expresa su contenido afectivo, como acompañamiento aparece el nuevo bajo continuo.
Es una música que poco a poco comienza a separarse de la Iglesia y de la severidad del coral, y va adornándose poco a poco. Esto, junto con el gusto italianísimo por lo ligero, lo lúdico, contribuye al desarrollo del virtuosismo, la ornamentación y el fuerte impulso de la música profana instrumental.
El moderno sistema de compases, hacía 1600 en lugar de las antiguas referencias cuantitativas de medida, las notas obtuvieron por influjo de la dana, los nuevos acentos. Las principales consecuencias son:
Compás binario: F-S
Compás ternario: F-S-S
Compás cuaternario: F-S- MF-S
Compás binario a 6: F-S-S MF-S-S