
ISBN: 978-84-1142-209-3
© Amaia Rey García
En las primeras décadas del s XX, el sistema tonal había llegado ya a su punto máximo de saturación y agotamiento, obligando a los compositores a crear nuevos métodos de expresión. A medida que se producen los primeros intentos de los creadores por remediar este estatus, aparece un distanciamiento entre el público y los compositores, e incluso entre éstos y los intérpretes. Joseph Szigeti fue uno de los primeros violinistas que incluyó regularmente en sus recitales obras contemporáneas de compositores como Bartók, Prokofiev, Milhaud, mucho antes de que estos nombres fueran popularmente conocidos. En este siglo son novedad los nuevos sistemas de escritura musical. En este siglo son novedad los nuevos sistemas de escritura musical. Grafías que surgen para reflejar con fidelidad los deseos interpretativos de los autores. Estos deseos exigen al instrumentista la propia improvisación sobre unas notas o un motivo dado. A medida que avanzas las décadas, este nuevo “código contemporáneo” que emplean los compositores y que fue tan diversificado en sus comienzos tiende a normalizarse. Aun así, todavía hay quien posee una escritura tan personalizada que necesita especificar cada uno de los signos y símbolos utilizados en sus obras y que debe conocer el intérprete. Los conceptos de ritmo y timbre se desarrollan enormemente, en detrimento de otros como la armonía o la melodía, apareciendo nuevos movimientos musicales que disuelven la armonía tradicional.
La música posterior a 1950 necesita ser analizada y representada de una forma diferentes a toda la música anterior. Hacía 1950 tuvo lugar una ruptura:
- En el plano político y moral, un nuevo comienzo después de la guerra y el régimen nazi.
- En el plano estético, la ampliación de los conceptos de música y arte, así como el de audición
- En el plano estilístico, el fin del Neoclasicismo y el inicio del serialismo.
- En el plano técnico, la irrupción de la música electrónica y un nuevo mundo sonoro.
Hacia 1949 Pierre Schaeffer llamó a la música con amplificadores, música concreta, que utiliza materiales sonoros concretos, como ruidos, sonidos directos e instrumentales, cantos de pájaro grabados en una cinta magnetofónica, hacía 1958 Schaeffer se orientó más hacía la música electrónica.
Hasta la 1ªguerra mundial (1914-1918)
Los primeros años del siglo pueden considerarse una prolongación del XIX. El modelo de concierto de violín sigue fielmente la estructura, armónica y conceptos melódicos y sinfónicos de los grandes conciertos anteriores. Son los últimos coletazos de una concepción de la música ya tradicional.
Sin embargo, aún encontramos dos grandes obras del repertorio habitual de violín y consagradas como dos de los conciertos más importantes: el ruso Alexander Glasunov (1865-1936) y el finlandés Jean Sibelius (1865-1957).
El concierto en la menor op 82 de Glasunov recoge gran tradición melódica rusa con influencia de Tchaikovski y el grupo de los cinco. Concierto bien construido pero la estructura poco original.
El concierto en re menor op 47 de Sibelius es más innovador que Glasunov. El comienzo del concierto con la entrada inmediata del violín sobre un pianísimo de la orquesta, el tema es gélido a modo rapsódico, seguido de una cadena virtuosa ya al comienzo de la obra que desencadena la entrada brillante del tutti. 2º movimiento con estructura ternaria (ABA) y el Finale rítmico y virtuosos con reminiscencias zíngaras. Otras obras son Humoresk, dos composiciones para violín solo, “Romanza” y “Epílogo”, “Voces intimae” cuarteto de cuerda, dos serenatas para violín y orquesta. Cuatro composiciones para violín y violonchelo y seis composiciones para violín y piano-.
Entre los compositores nacionalistas cabe destacar al Danés Carl Nielsen (1865-1931) con su concierto op 33. Tiene una forma inusual: dos extensas introducciones lentas (Preludio con cadencia e Intermezzo) son seguidas por movimientos rápidos (allegro en forma de sonata con una 2 cadenza y Rondó con una 3ª), también tiene dos sonatas para violín y piano. Leos Janacek (1854-1928), compuso una Sonata para violín y piano, es una obra muy bien construida e inspirada, con su material temáticos, técnicamente muy bien integrados, emanando del solo “improvisatorio” del violín que abre la sonata.