
ISBN: 978-84-1142-299-4
© Claudia Fernández García
Resumen
La Enfermedad de Alzheimer (EA) es un problema de salud a nivel mundial que cada vez tiene mayor prevalencia debido al envejecimiento de la población, siendo la segunda causa de muerte en los países desarrollados. Hoy en día, no existe ningún tratamiento que revierta la enfermedad, pero si existen terapias no farmacológicas que permiten mejorar la calidad de vida de estas personas, como es la musicoterapia.
El objetivo de esta revisión es mostrar la influencia que ofrece la musicoterapia sobre la EA. Para ello se ha llevado a cabo una búsqueda bibliográfica que ha permitido obtener información sobre los diferentes campos del cuerpo sobre los que puede actuar la musicoterapia.
PALABRAS CLAVE: Enfermedad de Alzheimer, musicoterapia, música.
Introducción y Justificación
Según la Organización Mundial de la Salud, la demencia es “un síndrome caracterizado por el deterioro de la función cognitiva más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal”. Esta patología afecta principalmente al pensamiento, la orientación, la comprensión, la memoria, el cálculo, la capacidad para aprender, el juicio y el lenguaje. Sin embargo, la conciencia no se ve afectada. Muchas veces aparece primero el deterioro del control emocional, la motivación o el comportamiento social y posteriormente aparece el deterioro de la función cognitiva. La principal causa de demencia es la EA, suponiendo hasta un 70% en los países desarrollados.
La EA se define como “demencia degenerativa primaria de predominio cortical e inicio insidioso a partir de los cincuenta años, progresiva e irreversible, caracterizada por pérdida de diversas capacidades intelectuales y cognitivas, lo que conduce a un comportamiento alterado, con pérdida de los hábitos de cuidado personal, deterioro de la relación con las personas y con el entorno, y trastornos neurológicos y físicos diversos” . El síntoma más temprano y más común que surge es la pérdida de memoria. En las primeras etapas de la enfermedad aparece de forma leve, pero con el paso del tiempo se vuelve más considerable y se pierde la capacidad para mantener una conversación fluida y un problema para relacionarse con el entorno que rodea al paciente. A medida que va pasando el tiempo, aparecen mayores síntomas como son la desorientación, cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento, confusión para relacionar eventos, lugares, horas, fechas… dificultad para recordar a los familiares y/o cuidadores y, por último, los síntomas más graves: disfagia y dificultad para hablar y caminar.
La EA es una enfermedad crónica y degenerativa, de larga duración, donde podemos distinguir varias etapas, aunque esto puede variar mucho de un paciente a otro.
En la primera etapa o etapa inicial, que se considera que dura de 3 a 4 años, aparecen los primeros síntomas de pérdida de memoria, donde la persona se encuentra confusa, empieza a olvidar acontecimientos recientes, tiene dificultad para recordar ciertas palabras y muestra problemas de concentración. Sin embargo, los acontecimientos pasados, sobre todo de su infancia, los recuerda perfectamente. Además, en esta primera etapa, pueden aparecer síntomas depresivos o cambios en la personalidad. Generalmente, en esta etapa todavía son personas independientes.
En la segunda etapa o etapa intermedia, con un periodo de 3 a 5 años, se produce un agravamiento de los síntomas, por ejemplo, la persona empieza a olvidarse de sus familiares o perderse por algunos lugares, incluso se olvida de algunas actividades básicas de la vida diaria como son vestirse, peinarse, ducharse. Esto último sucede de manera lenta y progresiva. En cuanto a los trastornos de conducta, se muestran intranquilos y su temperamento es variable dependiendo del día.
En la tercera etapa o etapa final, que dura lo mismo que la etapa intermedia, la persona necesita un cuidador, ya que existe una gran limitación para realizar las actividades básicas de la vida diaria. Además, puede perder completamente la memoria, así como las capacidades funcionales e intelectuales, una pérdida progresiva del lenguaje que hace que el paciente deje de comunicarse con el entorno, pérdida completa de la movilidad, disminución de sus defensas del sistema inmunológico, pérdida de peso e infecciones graves que pueden ocasionar la muerte del paciente.
Actualmente, la EA provoca la segunda causa de muerte en los países desarrollados, estando en primer lugar las enfermedades cardiovasculares. Hoy en día, el 10% de las personas mayores de 65 años padece algún tipo de demencia, siendo entre el 7 y el 8% diagnosticados con EA. A partir de los 85 años, el 30/40% padece esta enfermedad, es decir, si la edad aumenta, el porcentaje también lo hace.
Los datos en España indican que esta enfermedad afecta a más de un millón de personas, y a nivel mundial entre 40 y 45 millones de personas, aproximadamente. Según las estimaciones, los datos van a ir aumentando con los años, afectando para el 2050 a más de 135 millones de personas.
En la actualidad, la EA no tiene curación ni tratamiento médico que la revierta, aunque existen diversos fármacos que pueden controlar ciertos síntomas. Además, existen varias terapias no farmacológicas que pueden ayudar, junto con los fármacos, a mejorar la calidad de vida de estos pacientes, como es la musicoterapia.
Según la WFMT (World Federation of Music Therapy), la musicoterapia consiste en “el uso de la música y/o elementos musicales (sonido, ritmo, melodía, armonía) por un musicoterapeuta, con un paciente o grupo, en el proceso diseñado para facilitar y promover la comunicación, el aprendizaje, la movilización, la expresión, la organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, con el fin de lograr cambios y satisfacer necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La musicoterapia busca descubrir potenciales y restituir funciones del individuo para que éste alcance una mejor organización intra e interpersonal y, consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento” .
La música es una de las pocas actividades que provocan una estimulación del cerebro de manera global ya que percibir la música genera una gran respuesta emocional y reúne una inmensa red de estructuras neuronales. Múltiples estudios revelan que la música interfiere en procesos sensoriales, en la atención y en la memoria, pero sobre todo actúa sobre la emoción, la acción-percepción y la cognición social.
Es muy importante diferenciar entre la música de uso recreativo y la musicoterapia. La música utilizada para fines recreativos no tiene, en un principio, ningún propósito terapéutico, aunque resulte agradable a los pacientes. La musicoterapia, a diferencia de lo anterior, sí es considerada una herramienta terapéutica, ya que utiliza la música para llevar a cabo aspectos físicos, psíquicos, sociales o cognitivos. Este trabajo tiene que ser desempeñado por profesionales, llamados musicoterapeutas (7).
Existen diferentes formas para aplicar la musicoterapia de manera terapéutica:
- Musicoterapia activa: la persona participa al ritmo de la música realizando movimientos corporales, haciendo sonidos a través del canto, tocando instrumentos musicales…
- Musicoterapia pasiva: la persona escucha la música sin realizar movimientos al mismo tiempo que ella o sin tocar instrumentos musicales
- Musicoterapia mixta: es una mezcla de la musicoterapia activa y pasiva
- Musicoterapia receptiva: consiste en escuchar música de manera relajada para conectar con el inconsciente. La música es vibro-acústica y se puede realizar con cuencos tibetanos
- Musicoterapia creativa: el paciente compone ritmos a través de su propia voz, utilizando instrumentos musicales o con su propio cuerpo
Las técnicas más utilizadas en demencias y en el ámbito de geriatría son las siguientes:
- Audición: se basa en escuchar música relevante para el paciente de manera activa, para desarrollar la participación, la atención y la concentración, la memoria, la socialización, la memoria y la capacidad de reconocer diversos estímulos auditivos
- Instrumentos musicales: consiste en tocar instrumentos musicales, sobre todo percusión para trabajar la participación, la socialización, la autoestima, la capacidad para realizar movimientos coordinados, la memoria, la atención…
- Canto: utilizar el propio instrumento del cuerpo como es la voz supone una mejora de la socialización, de la participación, de la autoestima, de la orientación en espacio, tiempo y persona, de la atención, del lenguaje y de la expresión de los sentimientos
- Juegos musicales: este tipo de juegos favorecen la atención y la concentración, la memoria y la capacidad auditiva y visual
- Improvisación: en personas que padecen un deterioro cognitivo leve o moderado, la improvisación ayuda a expresar sus sentimientos, a la creatividad y a mejorar la comunicación no verbal
- Movimiento: incluso en personas con deterioro cognitivo grave, los estímulos sonoros generan movimientos autónomos por ello es importante trabajar con los movimientos para incentivar la motricidad fina y gruesa, la atención y la orientación
En geriatría, existen dos campos de actuación en los cuáles se puede aplicar la musicoterapia según las necesidades de cada paciente: musicoterapia preventiva y musicoterapia terapéutica.
Índice
1. Resumen y Abstract
2. Introducción y Justificación
3. Objetivos
3.1. Objetivo general
3.2. Objetivo específico
4. Metodología
4.1. Diseño
4.2. Estrategia de búsqueda:
4.3. Estrategias de selección
4.4. Limitaciones del estudio
4.5. Extracción de datos
5. Resultados
5.1. Artículos seleccionados
5.1.1. Musicoterapia y enfermedad de Alzheimer: efectos cognitivos, psicológicos y conductuales
5.1.2. Evaluación del programa de participación musical para personas con enfermedad de Alzheimer y demencia: protocolo de estudio para una prueba piloto
5.1.3. El uso de la música y la musicoterapia para aliviar los síntomas de depresión y mejorar el bienestar en los residentes de hogares de ancianos con demencia
5.1.4. Eficacia de la musicoterapia en el tratamiento de pacientes con enfermedad de Alzheimer
5.1.5. La música como potenciador de la memoria en pacientes con enfermedad de Alzheimer
5.1.6. Efecto adjunto de la musicoterapia sobre la cognición en la enfermedad de Alzheimer en Taiwán: un estudio piloto
5.1.7. Comparación de los efectos de diferentes intervenciones musicales individualizadas para personas mayores con demencia grave
5.1.8. La música familiar como potenciadora de la autoconciencia en pacientes con enfermedad de Alzheimer
5.1.9. Impacto fisiológico de la musicoterapia en la depresión, ansiedad y bienestar del paciente con demencia tipo Alzheimer
5.2. Análisis de los estudios
5.3. Aplicación de la musicoterapia
6. Comentarios de interés para la práctica clínica
7. Bibliografía
8. Anexo
8.1. ANEXO 1
8.2. ANEXO 2