
ISBN: 978-84-1142-242-0
© María Aguilar García, Laura Pérez Sánchez, Andrea De la Torre Rodríguez
Resumen
Introducción: Se relató la evolución que ha experimentado el parto a lo largo de la historia, tratando aspectos como la forma de combatir el dolor, las posturas adoptadas por las embarazadas y la incidencia de desgarros y episiotomías.
Objetivos: El objetivo principal de este estudio fue analizar la evolución de la analgesia, desgarros y episiotomías a través de las posturas utilizadas en la asistencia al parto.
Métodos: Se realizó una revisión bibliográfica a través de la búsqueda de artículos relacionados con las posturas y la analgesia durante el parto, así como la incidencia de desgarro y episiotomía, en diferentes bases de datos (Cochrane, Cuiden, Dialnet y Scielo).
Resultados: Los resultados revelaron que parece existir relación entre las posturas empleadas y el dolor en el parto. Actualmente prevalecen la litotomía y el empleo de analgesia, ya que la epidural es solicitada por más del 50 por ciento de las parturientas.
En cuanto a los desgarros, parecen predominar en la posición vertical, por el contrario, las episiotomías son más propias de la horizontal. Cabe destacar la predisposición que parece tener el personal sanitario a realizar la episiotomía, estando estandarizada en muchos hospitales, efectúa en el 60 por ciento, cuando la OMS recomienda que sea del 20 al 30 por ciento.
Conclusiones: Aunque la forma de ver el parto ha evolucionado notablemente a lo largo de la historia, también es cierto que en épocas pasadas la mujer gozaba de mayor libertad. En la actualidad, desgraciadamente en la mayoría de hospitales españoles se limita a la parturienta a dar a luz en una camilla en posición de litotomía u obstétrica, mermando así su capacidad de elección, su comodidad e incluso, aumentando la necesidad de analgesia y la probabilidad de episiotomía.
De todo lo anterior podemos obtener que el personal sanitario debería facilitar a la mujer dar a luz de la forma en la que se sintiera más cómoda y promover en la medida de lo posible el parto natural.
Introducción
Por medio de diversas investigaciones conocemos los cambios producidos a lo largo de la historia en la forma de ver el parto, modificándose aspectos como las posturas elegidas por las parturientas, el empleo de analgesia y la incidencia de desgarros y episiotomías.
Primeramente, a través del estudio de las culturas ancestrales y las actuales, podemos observar la transformación en cuanto a las posiciones que las mujeres adoptaban y adoptan en el momento del parto. Debido a los cambios sufridos por la evolución de la especie, la cadera de la mujer prehistórica experimentó un estrechamiento progresivo a la par que el cráneo fetal parecía aumentar sus diferentes diámetros implicados en el parto, acontecimiento que produjo que el proceso del parto fuera cada vez más dificultoso, lo que incentivó a la parturienta prehistórica a la adopción de diferentes posturas para parir (Alonso, 2011; Ruíz, 2014).
Avanzando en nuestra historia, las antiguas civilizaciones (500 a.C.) afrontaban el parto en la posición vertical y con total libertad de movimiento (Navajas, 2011). Para este momento, se comenzaron a utilizar diferentes aparatos que ayudaban a la parturienta en sus pujos. Los persas inventaron el ladrillo de Ninmah, que consistía en dos ladrillos en los que la mujer apoyaba sus pies, colocándose en cuclillas para dar a luz (Gaona y Secundino, 2014).
Autores como Paris (2011), reafirman que en la antigüedad el parto vertical era el más frecuente y se creía que la postura vertical facilitaba la expulsión del bebé con menos esfuerzos de la madre. Por ello, las mujeres de las civilizaciones antiguas, como la egipcia, preferían parir en la postura vertical o de cuclillas, desnudas y con el pelo suelto, considerándose así en total libertad. Tenían sus partos en cobertizos hechos de ramas situados en el jardín o en el tejado de la vivienda, donde permanecían las dos semanas siguientes al parto.
Por añadidura, otros autores como Rovati (2011), muestra como las egipcias usaban el taburete o silla de parto, asiento generalmente de madera, con un orificio en medio, en el que la mujer se sentaba para dar a luz. Eran asistidas por una comadrona, que invocaban a los dioses y colocaba en la tripa de la embarazada compresas hechas con cañas para acelerar el milagro de la vida.
Kurokawa y Zilkoski, (1985) indican que la silla entre la nobleza egipcia fue consecuencia de su modo de vida, explican que las mujeres del pueblo realizaban largas caminatas, trabajando y transportando pesadas cargas, mientras que aquellas que gozaban de una clase social superior, estaban mejor alimentadas y llevaron una vida sedentaria. El exceso de peso y la falta de ejercicio les impidió mantenerse de rodillas, por lo que se les ofreció la opción más cómoda del sillón obstétrico.
Por otro lado, los incas y los mayas utilizaban al marido de la mujer para ofrecerle un punto de apoyo, ya fuera en cuclillas, rodillas o sentadas. Del mismo modo, en la mitología griega se representaba a las deidades pariendo de rodillas, mientras que los romanos utilizaban más la silla de partos (Alonso, 2011).
Índice
Resumen
Palabras clave
Introducción
Objetivos
- General
- Específicos
Metodología
Resultados
Discusión y conclusiones
Bibliografía