
ISBN: 978-84-1142-177-5
© Miriam García Abadillo García de Mateos, Gemma Ortiz de la Guía, Francisco Javier Beldad Martin Serrano, Lucía Ortega Garzás, Esther Arribas Checa, María Naranjo Cañizares
Resumen
La formación especializada en Enfermería tiene como finalidad dotar a los profesionales de los mejores conocimientos, técnicas, habilidades y actitudes propias de la correspondiente especialidad. En nuestro estudio nos centraremos en conocer cómo el conjunto de profesionales, especialistas y no especialistas, ven la incorporación de los especialistas en el mundo laboral.
Nuestra intención será conocer la visión que tienen los enfermeros sobre las especialidades, además de realizar una distinción de pensamiento entre los enfermeros generalistas de los especialistas.
Para ello, se realizó un estudio cuyos datos fueron recogidos a través de cuestionarios “ad hoc” dirigidos hacia los enfermeros. El estudio analizó una muestra de 55 sujetos, tanto generalistas como especialistas, que trabajan en la Gerencia de Atención Integrada de Ciudad Real durante el año 2018-2019.
Un 78,2% de nuestra muestra no era especialista, con una media de 8,7 años de antigüedad laboral en la unidad actual. Además, el 87,3% argumentó que no habían realizado el examen EIR por motivos como la falta de desarrollo en la especialidad de médico- quirúrgica o el poco reconocimiento de las especialidades.
Con nuestro estudio llegamos a la conclusión de que la mayoría de los enfermeros, tanto generalistas como especialistas, coinciden en que Enfermería, debería ser especialista en su entorno laboral, además de que el principal motivo por el que realizarían la especialidad, sería el desarrollo profesional en su área de trabajo.
Palabras clave: Enfermería especialista, Enfermería generalista, EIR.
Introducción
La integración en 1977 de los estudios de Enfermería en la Universidad, supuso un punto de inflexión en el paso de esta disciplina desde un punto únicamente técnico a otro muy distinto, más profesional y cualificado. Es ahí, en ese momento, cuando surge un concepto nuevo sobre salud y su relación con la calidad de vida de las personas, lo que quedaría íntegramente plasmado en la técnica a la hora de realizar los cuidados de Enfermería.
Los años 80 fueron de vital importancia, ya que implicaron un importante avance en el desarrollo tanto tecnológico como científico, dando como resultado una mayor complejidad de la atención a la salud de las personas, haciéndose así necesario contar con profesionales de Enfermería cada vez más y mejor cualificados. Es aquí donde se comienza a poner en marcha programas de especialización en diferentes áreas de cuidados, que contemplan un sistema de residencia enfermera de formación en unidades docentes, siendo acreditadas por el Consejo Nacional de Especialidades, dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Así pues, sería el 1 de agosto de 1987 cuando se publicara en el Boletín Oficial del Estado (BOE), el Real Decreto 992/1987, del 3 de julio, por el que se regulaba la obtención del título como enfermero especialista. En este momento, serían las especialidades de Enfermería Obstétrico-Ginecológica y Salud Mental, las que logran desarrollarse, quedándose truncadas la posibilidad de una formación especializada en áreas como la Enfermería Pediátrica, Geriátrica, Comunitaria y Cuidados Especiales.
Con la entrada de la década de los 90, se marca la segunda etapa de formación enfermera, ya que, como resultado del desarrollo de la Ley de Reforma Universitaria (LRU), se publican las nuevas directrices para el restablecimiento de los planes de estudio de los Diplomados en esta área. La elaboración del sistema de créditos y de materias optativas y de libre elección, permitirá que el estudiante diseñe su trayectoria curricular.
Es en este momento, cuando el Consejo Internacional de Enfermería (CIE) considera que el enfermero de cuidados generales está capacitado para trabajar en el ámbito general, incluyéndose la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y los cuidados integrales a las personas enfermas o incapacitadas, de todas las edades y en todas las situaciones, instituciones de salud y sociosanitarias y otros contextos comunitarios; realizar educación sanitaria, participar plenamente como miembro integrante del equipo de salud, supervisar y formar a los propios profesionales y al personal auxiliar y sanitario, y finalmente, iniciar, desarrollar y participar en programas y proyectos de investigación.
A día de hoy, nuestro principal objetivo se centra en la formación especializada de Enfermería, la cual tiene como función dotar a los profesionales de los conocimientos, técnicas, habilidades y actitudes propios de la correspondiente especialidad, de forma simultánea a la progresiva adquisición de la responsabilidad inherente al ejercicio autónomo de la misma. Con todo esto, los residentes de cada una de las especialidades realizarían el programa formativo de la especialidad en las unidades docentes acreditadas, con dedicación a tiempo completo, siendo incompatible con cualquier otra actividad profesional o formativa, con excepción de los estudios de doctorado.
La figura del tutor cobra especial relevancia, ya que sobre él recae la responsabilidad de la planificación, gestión, supervisión y evaluación de todo el proceso de formación del residente.
Índice
1. RESUMEN
2. ABSTRACT
3. INTRODUCCIÓN
– Desarrollo legislativo
– Estado de la cuestión
– Servicio de Salud de Castilla La Mancha
4. OBJETIVOS
– Objetivo general
– Objetivos específicos
5. MATERIAL Y MÉTODOS
– Diseño de estudio
– Población de estudio
– Muestra
– Criterios de inclusión
– Criterios de exclusión
– Variables e instrumentos de recogida de datos
6. RESULTADOS
– Perfil sociodemográfico de la muestra
– Resultados descriptivos de las variables
7. DISCUSIÓN
8. CONCLUSIÓN
9. BIBLIOGRAFÍA
10. ANEXOS
– ANEXO 1. Cuestionario “ad hoc”
– ANEXO 2: Análisis Copilatio