ISBN: 978-84-19078-67-4
© Juan Carlos Sánchez-Mateos Rivas
Introducción
Los ligamentos son estructuras constituidas por tejido conjuntivo, principalmente colágeno, muy bien organizadas que conectan un hueso con otro, es decir, una superficie ósea con otra. Tienen una importante función biomecánica. La función básica de los ligamentos es proteger y estabilizar las articulaciones de manera pasiva permitiendo su movilidad. Por otra parte, cumplen una importante función propioceptiva.
La lesión ligamentosa ocurre por lo general como resultado de un traumatismo agudo.
El mecanismo típico de lesión consiste en una sobrecarga repentina con distensión del ligamento mientras la articulación se encuentra en una posición extrema, si el ligamento no es capaz de asumir dicha sobrecarga, este se lesionará, pudiendo llegar a ocasionar un sobreestiramiento del ligamento (sin llegar a producir rotura) o incluso una rotura total o parcial. Esta lesión será más o menos grave en función de la sobrecarga a la que es sometido el ligamento, a mayor sobrecarga más gravedad en la lesión. Las lesiones ligamentosas comportan un gran cambio en su fisiología y en su estructura, y por tanto, en la biomecánica.
Las roturas totales o parciales de ligamentos pueden producirse en el interior de la sustancia ligamentosa o en el punto de unión del hueso con el ligamento (entesis). Su inserción en el hueso puede realizarse de forma directa, de forma indirecta o de forma combinada entra ambas. A veces se observan también fracturas por avulsión, cuando el ligamento arranca una porción del hueso, en este caso el ligamento puede permanecer intacto, pero habría lesión ósea.
Los ligamentos son estructuras fundamentales del sistema osteomuscular con unas propiedades biomecánicas idóneas para su función. El ligamento tiene poca vascularización y pocas células, contiene fibrocitos y fibroblastos que se distribuyen alineados entre las fibras de colágeno, hay poca escasa presencia de células endoteliales y macrófagos.
Anatomía
El ligamento cruzado anterior (LCA) se inserta, distalmente, en el área prespinal de la cara superior de la extremidad proximal de la tibia para terminar, proximalmente, en la porción posterior de la superficie interna del cóndilo femoral externo (foto 1, 2, 3 y 4) y está formado por numerosas fibras que absorben las solicitaciones de tensión durante el arco de movimiento de la rodilla.
El LCA presenta una estructura multifibrilar con diferentes fascículos que mantienen tensiones distintas según el grado de flexión de la articulación de la rodilla. Se habla del fascículo antero-medial (AM) y postero-lateral (PL), el fascículo AM se tensa en flexión y el PL lo hace en extensión.
Su función principal es evitar el desplazamiento anterior de la tibia respecto del fémur, es decir, estabilizar la rodilla, por lo que es un ligamento muy importante para realizar, en condiciones óptimas, la práctica deportiva.
Según Kapandji, la rodilla es una articulación de un solo grado de libertad: la flexoextensión. De manera accesoria, la rodilla posee un segundo grado de libertad: la rotación sobre el eje longitudinal de la pierna, que solo aparece cuando la rodilla está flexionada.
Desde el punto de vista biomecánico, la articulación de la rodilla es un caso sorprendente, ya que debe conciliar dos imperativos contradictorios:
• Poseer una gran estabilidad articular en extensión máxima.
• Adquirir una gran movilidad articular a partir de cierto ángulo de flexión.
La rodilla resuelve esas contradicciones gracias a dispositivos mecánicos extremadamente ingeniosos; sin embargo, el poco acoplamiento de las superficies articulares, condición necesaria para una buena movilidad y funcionalidad, la expone a lesiones.
Índice
Introducción
Anatomía
Mecanismo lesional
Factores de riesgo
Incidencia de la lesión
Diagnóstico
Tratamiento
Pronóstico
Objetivos
Material y métodos
Resultados
Discusión
Conclusiones
Bibliografía
Anexos