
ISBN: 978-84-1142-333-5
© Paula Ureña Solís, Daniel Fernández Ferreiro
Introducción
El cáncer se define como un conjunto de enfermedades en las que el organismo genera un exceso de células malignas, con desarrollo y progresión más allá de los límites de la normalidad (invasión del tejido circundante y, a veces metástasis).
Las metástasis se caracterizan por la propagación a distancia de las células cancerígenas, por vía fundamentalmente linfática o sanguínea.
El cáncer es la segunda causa de muerte solamente detrás de las enfermedades cardiovasculares pudiendo desarrollarse en todas las edades de la vida.
Causa cerca del 13% de todas las muertes. A pesar de esto, y gracias a los avances científicos se ha producido un aumento en la supervivencia de los pacientes con esta patología.
Se trata de una enfermedad que afecta a las 3 esferas (física, social y psicológica) y que cada vez más está siendo abordada por un equipo multidisciplinar. Tanto el diagnóstico como el proceso del tratamiento del cáncer genera respuestas en el paciente que afectan a su calidad de vida.
La vulnerabilidad y el sufrimiento que se experimenta durante el proceso de esta enfermedad genera unos niveles altos de estrés llegando a afectar no solo en la calidad de vida sino también en la supervivencia del paciente.
El cáncer avanzado es angustioso tanto para el paciente como para su cuidador principal. Además de sufrir progresiva debilidad física, los pacientes tienen que lidiar con el impacto emocional de la enfermedad y su pronóstico infausto. A pesar de que la mayoría consiguen sobrellevar este reto, muchos otros no logran asumirlo.
Por ejemplo, la mayoría de los pacientes terminales refieren haber tenido pensamientos positivos (65%), pero un 3% tienen ideas de suicidio frecuentes.
Algunos pacientes tienen enfermedades psiquiátricas diagnosticadas previamente que se exacerban en el contexto del avance de la enfermedad oncológica y también pueden desarrollar nuevos síntomas durante el trascurso de la misma. Hay que tener en cuenta que de una forma u otra los pacientes tienen la difícil tarea de afrontar la idea de la muerte.
No llama la atención, por tanto, que los datos muestren que los trastornos de ansiedad y depresión son frecuentes en pacientes con cáncer avanzado y esto afecte de forma perjudicial a su calidad de vida.
Estos trastornos muchas veces son infradiagnosticados por los oncólogos. Menos de la mitad de los pacientes en cuidados paliativos que presentan síntomas ansiosos o depresivos moderados/severos se encuentran a tratamiento con antidepresivos a pesar de que estos síntomas generan más deseo de una muerte acelerada que el dolor.
Trastorno adaptativo (TA)
El diagnóstico diferencial más común en el cáncer avanzado se encuentra entre el trastorno adaptativo y la depresión mayor.
Los trastornos adaptativos según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders V (DSM V) se caracterizan por “desarrollar síntomas emocionales o del comportamiento en respuesta a un factor o factores de estrés identificables que se producen en los tres meses siguientes al inicio del factor(es) de estrés”. Estos síntomas se manifiestan como el desarrollo de reacciones o malestar desmesurado para la gravedad del estrés sufrido o por un deterioro marcado de la esfera social y funcional del paciente.
Los TA fueron reconocidos ya en el primer DSM (DMS-I) (American Psychiatric Association, 1952) pero nombrados como «Trastornos de Personalidad Situacionales Transitorios». No fue hasta un par de publicaciones después con el DSM-III (American Psychiatric Association, 1980) cuando se les denomina por el término actual de «Trastornos Adaptativos». También la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) utiliza el término «reacción adaptativa» desde su novena revisión en 1978 (World Health Organization, 1978). En el DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013) los TA se encuentran incluidos en los trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Esta última actualización conserva los seis subtipos de la DSM-IV-TR (American Psychiatric Association, 2000) teniendo en cuenta el síntoma predominante (con estado de ánimo depresivo, con ansiedad, mixto con ansiedad y con estado de ánimo depresivo, con trastorno del comportamiento, con alteración mixta de las emociones y del comportamiento y no especificado).
Está definición es un poco vaga en cuanto a la base oncológica ya que existen otros diagnósticos alternativos que también tienen que ser evaluados (p.e síndrome de desmoralización). Sin embargo, es útil pensar en un trastorno adaptativo como síntomas de ansiedad situacional o depresión que son lo suficientemente angustiantes como para justificar el inicio de tratamiento pero que no son tan fuertes y generalizados como para cumplir los criterios de una ansiedad generalizada o trastorno depresivo.
Los síntomas del trastorno de ansiedad generalizado incluyen insomnio, preocupación, tensión muscular, incapacidad para el descanso, en ocasiones falta de aire, palpitaciones, sudoración, temblores y sensación de mareo.
Por el contrario, los síntomas de una depresión situacional incluyen irritabilidad, cambios de humor, baja concentración, aislamiento social, tendencia al llanto y constantes manifestaciones de desesperanza y desmoralización.
Tanto unos síntomas como otros pueden causar una creciente dependencia por apoyo emocional en los cuidadores.
Índice
Introducción
Trastorno adaptativo (TA)
Depresión mayor
Ansiedad y estrés postraumático
Trastornos del sueño
Trastornos de personalidad
Abuso de sustancias
Esquizofrenia
Trastorno bipolar
El papel del profesional sanitario: Comunicación
Conclusión
Bibliografía