ISBN 978-84-18991-46-2
© Eduardo González Buesa
Resumen
La presencia de anemia se encuentra entre las causas más frecuentes de morbimortalidad perioperatoria. Diagnosticarla y tratarla de manera precoz, es una de las medidas más eficaces para reducir sus complicaciones asociadas.
Actualmente la transfusión de sangre alogénica (TSA) sigue siendo el método más utilizado para restaurar de manera rápida y efectiva los niveles de hemoglobina, pero no se trata de una terapia exenta de riesgos o efectos secundarios. Todo ello ha propiciado la revisión de la práctica transfusional y la búsqueda de alternativas, como la autotransfusión o la utilización de fármacos que disminuyan el sangrado o aumenten la eritropoyesis.
Los proyectos para la protocolización del ahorro de sangre pretenden modificar el índice transfusional, así como el número de días de estancia hospitalaria y complicaciones generales.
Para ello se plantea la posibilidad de realizar un estudio antes-después de la puesta en marcha de un protocolo, que incluyera pacientes sometidos a cirugía de prótesis de cadera, rodilla y artrodesis de columna lumbar de 3 ó más espacios.
PALABRAS CLAVE
• Pérdida de sangre
• Trasfusión de hemoderivados
• Ahorro de sangre
• Artroplastia
Introducción
Cuando se habla de anemia habitualmente se recurre a definiciones numéricas que determinan la presencia de esta entidad. Los más utilizados son los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Hb < 12 g/dL en mujeres y Hb < 13 g/dL en hombres). La prevalencia de anemia en la población aumenta con la edad. En los ancianos (> 65 años de edad) la OMS estima una prevalencia de 11% para los hombres y 10,2% para las mujeres. En una población envejecida como la occidental diagnosticar la anemia es, por tanto, común entre los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos y constituye una de las causas más frecuentes de morbimortalidad perioperatoria. Diagnosticarla y tratarla de manera precoz, es una de las medidas más eficaces para reducir sus complicaciones asociadas.
Muchos procedimientos de Cirugía Ortopédica y Traumatología están asociados a pérdidas de sangre importante que implican la necesidad frecuente de transfundir concentrados hemáticos y derivados de sangre homóloga al paciente. Entre estos procedimientos merecen destacarse las artroplastias de cadera y de rodilla, las artrodesis raquídeas y las intervenciones para exéresis de tumores. En el caso de la artroplastia total de rodilla, la aplicación de un torniquete durante la intervención evita la pérdida de sangre intraoperatoria, pero una vez que se libera al final del procedimiento la actividad fibrinolítica y el sangrado aumentan. En una auditoría nacional de Estados Unidos entre los pacientes sometidos a cirugía ortopédica electiva, el 35% de los pacientes tenían niveles de hemoglobina menores de 13 g/dl en las pruebas preoperatorias. De estos, un tercio presentaba el cuadro asociado a déficit de hierro. Tanto en un estudio realizado en un hospital terciario en España, como en estudios realizados en Egipto y Escocia con alto número de participantes hallaron cifras similares.
Uno de los objetivos principales en el manejo de los pacientes sometidos a este tipo de cirugía es la reducción de pérdidas sanguíneas y la disminución consiguiente de la necesidad de transfusión de sangre alogénica. A pesar de los progresos realizados la cantidad de complicaciones que pueden asociarse a las transfusiones es importante.
Se deben aplicar técnicas complementarias a la cirugía que permitan un menor empleo de hemoderivados homólogos, tanto disminuyendo el sangrado perioperatorio como maximizando el aprovechamiento de los hemoderivados administrados. Estas medidas pueden intervenir a diferentes niveles, integrando tanto un replanteamiento de las indicaciones de transfusión, como programas de transfusión autóloga, técnicas de hipotensión controlada, sistemas de recuperación de sangre o empleo de diferentes fármacos.