ISBN 978-84-19078-63-6
© María Elvira Tarín Vives
Resumen
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por niveles de inatención, sobreactividad e impulsividad inapropiados desde el punto de vista evolutivo, cuyas causas exactas son difíciles de definir, pero que están presentes desde la infancia. El siguiente trabajo describe el estudio sobre un alumno de 9 años que presenta TDAH, con el objetivo de presentar la estrategia de soporte y apoyo educativo para intervenir en las áreas cognitivo (atención, memoria, organización y razonamiento) social y emocional del niño con TDAH, destacando la importancia del apoyo familiar en todo momento.
Las estrategias de soporte y poyo educativo, reflejan la posibilidad de reducir de forma considerable las consecuencias del trastorno con TDAH del alumno, si es tratado de forma temprana, por medio de actividades adecuadas metodológicas, la experiencia directa, la instrucción verbal y el aprendizaje cooperativo, sin olvidar el factor emocional del alumno. Las estrategias se basan en los principios de aprendizaje significativo y enfoque constructivista basadas en 4 bloques diferenciados de desarrollo cognitivo, técnicas conductuales, habilidades sociales y memoria de trabajo. Se basa en 2 sesiones semanales de 90 minutos por día, obteniendo resultados efectivos para el alumno para mejorar su desempeño a nivel individual.
Palabras clave: TDAH, autocontrol, habilidades sociales, memoria de trabajo, atención
Introducción
En un estudio de Barkley (1999) que definió el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) como “Un trastorno del desarrollo caracterizado por niveles de inatención, sobreactividad e impulsividad inapropiados desde el punto de vista evolutivo. Estos síntomas a menudo se inician en la primera infancia, son de naturaleza relativamente crónica y no pueden atribuirse a alteraciones neurológicas, sensoriales, del lenguaje o motoras graves, a retraso mental o a trastornos emocionales severos. Estas dificultades se asocian normalmente a déficit en las conductas gobernadas por reglas y a un determinado patrón de rendimiento” .
Existe un debate respecto al TDAH. Hay autores que optan por referirse como síndrome y no como trastorno. Su pensamiento está razonado, en que utilizando la palabra síndrome, abarca la existencia de una serie de trastornos que aparecen en todas las personas que lo padecen, a pesar que se presenten en diferente intensidad, como indica Pascual-Castroviejo (2009).
Los primeros inicios del TDAH, se remontan al autor Crichton (1978), quien publicó «el origen de la enajenación mental” (Lange, Reichl, y Tucha, 2012). Es importante destacar la figura del autor Still (1902), ya que dicho autor, hizo referencia a la “anomalía en el control moral de los niños” siendo en 1934, que con intención de reflejar el origen orgánico del TDAH, lo denominó “síndrome de Impulsividad orgánica”.
Alrededor de los años 50, cambiaron esta designación por la de “disfunción cerebral mínima” y más tarde por “síndrome hipercinético” focalizando la atención en el exceso de actividad.
Desde hace unos años, hay una realidad educativa en el aula: es decir, los niños que presentan dificultades de aprendizaje. Actualmente, España es el segundo país con la tasa de abandono escolar más alta de la Unión Europea (Eurostat, 2017). Entre la variedad de dificultades y trastornos existentes el TDAH, es una patología que padece entre un 2 y un 5% de la población infantil (Guerrero, 2016).
El TDAH, es un trastorno del neurodesarrollo, que se origina en la infancia y que implica un nivel inapropiado de inatención (concentración), es decir, déficit de atención que se manifiesta en las constantes distracciones de sus actividades. Se suelen cansar muy pronto y dejan de hacerlo, aunque esto no significa que no sepan mantener la atención. También muestra dificultad para controlar el comportamiento. La hiperactividad, puede ser tanto motora como verbal (Moreno,1995).
La impulsividad, es otra de las características del TDAH. Se ha considerado como el síntoma más universal y consistente de los que típicamente aparecen en este trastorno. Se considera la incapacidad para reflexionar sobre sus conductas y sus consecuencias. Esto hace referencia a que existe una dificultad a la hora de solucionar problemas implicados en tareas perceptivas que se extiende hasta la vida adulta provocando un deterioro funcional académico, familiar y social. Los sujetos con TDAH reportan altas dificultades para realizar tareas que requieren atención u organización de actividades (Arraiz, 1994).
Es por ello que de forma general, no se presenta con una sintomatología única, suele estar asociado a otras patologías. Relacionados con el estado de ánimo, trastorno de la conducta, dificultades de aprendizaje y con el funcionamiento de las estructuras cerebrales que coordinan algunos procesos encargados del aprendizaje (González-Castro, Rodríguez, Cueli, García y Álvarez-García, 2014) cada persona puede desarrollar un cuadro de síntomas y de comorbilidad muy diferente de otra.
Es dificultoso definir sus causas exactas. Las causas del TDAH son variadas, una de las causas puede derivarse de factores genéticos, pero también teniendo en cuenta, por otro lado, de factores externos (Barkley y Murphy, 2006). El ambiente influye moderadamente en el trastorno, de manera que el impacto en el medio ambiente, puede ocasionar variaciones en el comportamiento. Así, la falta de respuesta de los padres hacia los niños con irregularidades, tiene un alto grado de influencia, así, Barkley (2006), propuso unas pautas de actuación para familiares. El entorno familiar es un pilar fundamental, para la intervención, la evolución y el pronóstico del niño con TDAH.