ISBN 978-84-18747-29-8
© Luis Alfonso Guerrero Gutiérrez
Resumen
La nutrición en el anciano, es fundamental en el abordaje de las principales enfermedades crónicas asociadas al estilo de vida y/o envejecimiento, el estado nutricional puede acelerar procesos patológicos existentes, así como el propio envejecimiento. Los adultos mayores, manifiestan cambios metabólicos significativos, tanto de índole organoléptico como de la funcionalidad de la totalidad del tracto gastrointestinal, debido a ello, presentan una gran vulnerabilidad nutricional, lo que puede revertir hacia estadios de fragilidad, cuya gestión es siempre a priori complicada, dado que la asimilación de nutrientes se ve alterada.
Con la edad los requisitos calóricos van en declive, todo ello consecuencia de la pérdida de masa muscular y el declive de la actividad física diaria, registrándose a partir de los 60 años, una disminución en el metabolismo basal de un 10% cada 10 años, no obstante, es imperativo preservar un óptimo estado nutricional y corregir déficits, si los hubiere, para evitar pérdida de masa muscular que podría derivar hacia estadios de fragilidad y posterior dependencia. Es preciso enfatizar que la masa muscular es un reservorio de proteínas necesarias para la síntesis posterior de las inmunoglobulinas, lo que a la larga evitara problemas de infección, así como menores tiempos de recuperación post quirúrgica. Se ha demostrado que dietas restrictivas o deficientes en personas ancianas, repercuten en una merma de las defensas inmunitarias, favorecen la caquexia y la evolución de osteoporosis.
El sustrato que más frecuentemente presenta déficit y por el cual frecuentemente debuta la desnutrición, son las proteínas. Está demostrado que la desnutrición agrava y/o facilita otras nuevas enfermedades, así como que la enfermedad y/o su tratamiento puede ocasionar desnutrición formando un círculo vicioso.
En la actualidad se observa cómo se ha producido un aumento de la esperanza de vida, así como un descenso significativo de las tasas de fecundidad (1). El número de personas que superan los 60 años se ha incrementado de manera exponencial (2), de hecho, la OMS en el 2018, realizó una estimación de población mayor de 60 en el 2050, y una de cada cinco personas tendrá más de 60 años. Otras estimaciones para el 2064 estiman como el 38,7% de la población total, será mayor de 65 años (3). Este envejecimiento poblacional (personas mayores de 65 años / total de la población), es fruto entre otros aspectos, de la mejora de los sistemas de salud en los países desarrollados, así como de la salubridad en líneas generales (2). Pero si bien se ha aumentado la esperanza de vida, también lo han hecho las enfermedades asociadas al estilo de vida y/o envejecimiento, con el consiguiente aumento en el consumo de medicamentos (2).
España es el país europeo que en el transcurso del siglo XX ha envejecido con más rapidez (2). Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el 2019, la esperanza de vida en nuestro país se sitúa en 83,10 para ambos sexos. Siendo las mujeres las más longevas, con 85,73 años frente a los 80,39 de los hombres, siendo a partir de los 85 años cuando los individuos presentan una prevalencia de fragilidad de entre el 25 y 50 % (4). Según Fried et al, la fragilidad es definida como “pérdida de peso no intencionada, debilidad muscular, cansancio, lentitud de la marcha y nivel bajo de actividad física”. Y cataloga como “frágil” si se presentan 3 o más criterios, “pre frágil” con uno o más y por ultimo “no frágil” si no se presenta ninguno (3). La gestión de la “fragilidad”, es siempre complicada, dado que las funciones corporales, así como la asimilación de nutrientes no será la misma que en un adulto por lo que, llegados a este punto, hay una gran propensión a padecer deficiencias nutricionales difíciles de subsanar y un mayor riesgo de pérdida de autonomía (5).
El estilo de vida, y por ende la alimentación, cobra especial importancia a la hora de llegar a “esos” años con la mayor calidad de vida posible.
ÍNDICE
1. RESUMEN
2. INTRODUCCIÓN
3. MATERIAL Y MÉTODOS
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A. FISIOLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO
B. GASTO METABÓLICO BASAL
C. REQUERIMIENTOS DIETÉTICOS
D. DETERMINACIÓN DE LA DESNUTRICIÓN
a) PRUEBAS DE LABORATORIO
b) REGISTROS ANTROPOMÉTRICOS
E. PATOLOGÍAS Y NUTRICIÓN
a) SARCOPENIA Y FRAGILIDAD
b) TIEMPO DE CICATRIZACIÓN Y LESIONES POR PRESIÓN (UPP)
c) OSTEOPOROSIS
d) DIABETES
e) HIPERTENSIÓN ARTERIAL (HTA)
5. BIBLIOGRAFÍA