© Iván Jiménez Moreno
ISBN: 978-84-18507-07-6
Resumen
Según fuentes de la AHA (American Heart Associations) establece que la ingesta de nutrientes esenciales en cantidad adecuada y de forma equilibrada con el gasto energético es esencial para mantener la salud y evitar y prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, HTA y obesidad. La AHA (American Heart Associations) considera como dieta adecuada aquella que contiene una variedad de alimentos de todos los grupos alimentarios y en la que las frutas y las verduras tienen un papel muy importante y son las protagonistas.
Los cuidados a los individuos en riesgo o desarrollo de enfermedades cardiovasculares pasan por considerar los siguientes aspectos dietéticos.
CLAVES DEL APORTE ENERGÉTICO
Hay estudios que evidencian que existe asociación entre obesidad y cardiopatía coronaria, siendo un importante factor de riesgo para el desarrollo de estos problemas. Con la obesidad se produce adiposidad y ésta se acompaña de una elevación progresiva del colesterol y los triglicéridos en sangre.
En 1998 el Nacional Heart Lung y el Blood Institute publicaron un estudio titulado Identification, Evaluation and Treatment of Overweight and Obesity in Adults en el que se usó el índice de masa corporal para medir la composición corporal y se estableció un IMC = 25 pero < 30 como estado deseable, un IMC = 30 pero < 40 como obesidad y un IMC = 40 como obesidad extrema.
Puesto que la obesidad central está asociada a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, se establecen unas medidas de circunferencia de la cintura límite de 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres, a partir de las cuales es conveniente reducir el peso.
El aporte energetico de la dieta influye directamente sobre el nivel de lípidos, de modo que una dieta hipercalórica da lugar a una estimulación hepática de la producción de triglicéridos y lipoproteínas. En la medida en que la ingesta calórica y el gasto energético están equilibrados y se mantenga un IMC dentro del intervalo normal, el aporte calórico en los pacientes con problemas cardiovasculares no es preciso reducirlo. Sin embargo, cuando el IMC es = 30 (o = 25 si hay asociadas otras patologías, según la AHA), la ingesta calorica de la dieta debe ser menor que el gasto energético, para reducir de ese modo el IMC. Con lo cual, los individuos con problemas cardiovasculares deberán seguir una dieta hipocalórica individualizada para cada persona, oscilando entre los 1.800 y 2.200 kcal si no es necesaria una pérdida drástica de peso.
Cuando los pacientes obesos pierden peso con dietas hipocalóricas se produce un descenso de colesterol y triglicéridos plasmáticos y una elevación del colesterol-HDL. Restringiendo el aporte energético total pueden normalizarse los niveles de lípidos sanguíneos en casi todos los pacientes, disminuyendo, por tanto, el riesgo de aterosclerosis y enfermedad coronaria. Respecto a los pacientes hipertensos con obesidad la reducción de peso les ayuda a estabilizar las cifras de presión arterial.
Índice
- Introducción
- Claves del aporte energético
- Como influye el colesterol y las lipoproteínas
- Ácidos grasos
- Hidratos de carbono
- Antioxidantes
- Proteínas
- Alcohol
- Sodio
- Conclusiones
- Palabras clave
- Bibliografía